La espera
The avenue is closed, is closed forever.
— Modern Talking, «Jet Airliner» (1987)
Medio embotado por el sueño y medio despierto, percibo el tiempo que transcurre, mas no sé si solo pasa o también me lleva. La indiferencia ante tal situación es tanta que únicamente deseo permanecer vivo y ser un simple espectador inmóvil.
Un hombre alto y de rostro fuerte me observa desde hace algunos momentos, pero ¿acaso soy el único que puede ser observado en esta avenida? Me siento sofocado y me limito a esperar el autobús como redención. Llevo media hora de retraso y quisiera quitarme aquella mirada de encima pues me impide reconocer el destino de los autobuses que frecuentemente han detenido su marcha frente a mí. Sin embargo, ya espero nada más lo impredecible y, junto a la ansiedad por la demora que arrastro conmigo, aparece la fría sensación de haber olvidado algo muy importante sin saber qué es.
Un ruido mecánico se escapa en una vuelta oscura y se pierde para siempre de mi vista el último autobús del día. He quedado solo. Ni siquiera advertí la retirada del hombre. Tampoco sé en dónde me encuentro realmente.
Tal vez haya un momento para iniciar la partida mañana o ahora mismo, pero eso es apenas una vaga posibilidad. Es quizá inconcebible porque no sabría a dónde llegar.
